Frente a la insostenibilidad del sistema económico actual, cada vez se hace más patente la necesidad de caminar hacia otros modelos de producción, distribución y consumo que pongan la sostenibilidad de una vida que merezca ser vivida en el centro de nuestra actividad económica. Para dar respuesta a este reto surgen desde hace años propuestas de transformación económica que emana de las prácticas de la economía solidaria a la que denominamos Economía Social.

Definimos Economía Social como: “Una red de producción, distribución y consumo de bienes y servicios y aprendizaje común que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios, en un territorio determinado, constituida tanto por empresas y entidades de la economía solidaria y social como por consumidores/as individuales y colectivos. Cuyo objetivo es cubrir una parte significativa de las necesidades de sus participantes dentro de la red y desconectar la economía solidaria de la economía capitalista, tanto como sea posible”.
Una economía social basada en la idea del apoyo mutuo con tres reglas sencillas:
• Cada componente de la red se compromete a consumir el máximo dentro de ella.
• Cada componente de la red se compromete a producir el máximo para ella.
• Cada componente de la red contribuye a crear otras iniciativas vinculadas a ella, depositando ahorros y excedentes en instrumentos financieros de la red.
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